Hace dos semanas fui al cine, en vez de ir al Ideal, como siempre, fuimos al de Príncipe Pío. La cosa cambió de entrar, ver una peli y ya, a estar bombardeados en un centro comercial por cien mil tiendas y restaurantes cuyo lema secreto es “hecho lo más rápido posible, lo más barato posible y vendido lo más caro que acepten los consumidores (tú, yo y quien les de su dinero)” Da igual que sea ropa o comida, es todo la misma mierda. La que te comes y la que llevas puesta. Se consume a la misma velocidad y con la misma culpa.
Yo antes pensaba que esa era la vida ideal: ir de shopping, comer en el McDonalds y volver a casa supuestamente más contenta, con menos dinero, deseando el nuevo sueldo y un montón de basura para la que no tenía espacio en mi armario. De regalo, el dolor de barriga de ingerir eso que llaman comida.
Ahora no veo nada inspirador ahí dentro, tampoco nada digno de heredar, ya sean prendas o la manera de vivir. Veo a la gente que consume así y pienso que están dormidos. Una mezcla de Telecinco, Marca y Primark: Muchos que quieren ser famosos por follar en televisión, tan horteras como un futbolista y con el vestido de moda de Tiktok. Las caras no iluminadas por ningún tipo de deseo interno y consumiendo por consumir, en un intento de sentir felicidad y pertenecer al grupo. Lo que llaman gente echando la tarde.
¿Es la vida que quieres para ti? ¿La de comerte un helado en un sitio ruidoso con olor a lejía e iluminado como una nevera? ¿La de comprar en tiendas con un ambientador que se te clava hasta en el subconsciente con un dependiente deseando irse para su casa?
Es que parezco una hater pero es que no quiero que te tomen por gilipollas. A nadie. Es mi ¡coño espabila! ¡ qué dejas que te tomen por tonta!
Tenemos los importantes patas arriba. Y la idea de darnos lujos y caprichos cambiada ¿Sabes lo que es lujo? Lujo es querer llamar a tu abuela por teléfono, poder marcar su número y que conteste ella. Y charlar una vez más de por qué no voy a sacarme la oposición de magisterio. Yo quiero seguir peleando con ella muchísimos años más. No comprando porcalladas.
La vida que quiero yo es la de hacer prendas con cariño y a destiempo, la de reparar, la de cuidar, la de tener la ropa justa para poder lavar a mano y no agotarme, la de ir a comprar mi propia comida sin tener que pedir un puto Glovo y prepararme la comida escuchando Bill Withers - Lean on me. Aquí la playlist.
Hay que ponérselo más difícil a los lavaditos de cerebro de esta sociedad, que ya huele, como Stradivarius.
Cléa no huele a nada. Sólo a ti.
Boooooom.mmm💥