Hoy vengo a reírme mientras escribo. Y a quitaros un peso de encima. Un peso que estimo sobre unos 250 gramos. Quizás exagero. Quizás me tienen mal acostumbrada. ¿De qué hablo? De la polla mágica de tu ex. Y sí, he utilizado el pavo que me cortan en la charcutería y la memoria de mi mano para mis cálculos. Esa polla que aunque el dueño te caiga como una patada en el estómago y ya lo estás viendo por quien es, te volverías a comer. En el fondo el muchacho es majo. Porque había química, porque había atracción, porque calzaba a la perfección. Como el zapato a la Cenicienta.
Entonces lo dejas y lloras. Lloras porque le echas de menos, porque le ves maravilloso y sobre todo porque estás perdida en la confusión de quién te va a empotrar ahora. Es terrible when the dick is so good que te hace dudar de tus valores, de tu valor y de la abundancia de este universo.
El caso es que vuelves al mercado, te lías con otros, los disfrutas, tienes orgasmos de todo tipo PERO esa maldita polla del diablo (leído con acento dominicano) te dejó loca. Hasta que llega un día, en una cita con un hombre a quién me gusta referirme humildemente como un semidiós, llega otra que se siente igual, pero mejor y sabes en ese segundo que ya eres libre de verdad.
Definetely you weren’t the best dick I ever had - le dices en tu cabeza mientras haces el bailecito de la felicidad en la ducha- The second best. Quizás un clavo sí saca a otro clavo, o al menos la falsa creencia de que no va a haber más pollas magníficas en tu vida después de la suya.
¡Digo!
Si hoy, alguna de vosotras, leyendo esta carta se da cuenta que ha estado suspirando demasiado por una en concreto, idealizándola, idolatrándola, dejando en ángulo muerto la que te va a entrar por la izquierda, mi tarea está hecha. Si solo te has distraído un poco, reído y sonrojado, también.
Además que lo peor que podemos hacer es hacerles creer que su polla es la mejor que tuvimos jamás, como si nos hubieran descubierto el mundo.
He didn’t. Did he?
Que me voy del tema.
No tengáis miedo de que las cosas parezcan terminar. Siempre hay más.
Llegará el momento en el que sabrás y entenderás porque esa no pudo ser. Y te alegrarás de haber comido bien en el pasado y ahora. Que como dice la madre de una amiga << Comer lentejas todos los días cansa>> Aunque quién me diera a mi repetir lentejas como mi amiga Olga repite al padre de sus hijos. I’m like: Olga, how much you believe sharing is caring? We best friends, right?
Love,
Nu