¿Te sientes especial?
No sé si es lo más adecuado empezar este texto diciendo que somos unas borregas pero estoy intentando ser todo lo irrespetuosa posible porque sé que nos merecemos mejores cosas que que nos tomen por idiotas, que es lo que pienso cada vez que voy con alguien a una tienda de retail.
Hace un par de semanas, me preguntaron cómo crear un armario más sostenible con poco dinero. <<Difícil>> pensé.
Difícil porque hemos crecido en la inercia de la ignorancia y de la mala costumbre. La ignorancia sobre cómo se hace nuestra ropa y la mala costumbre de comprar cosas baratas para desechar a los dos meses. Entonces cualquier cosa que no sean 20€ nos parece mucho.
Pero ¿cómo hacerlo?¿Cómo vestir como de verdad queremos? Pues queriendo. Como todo en esta vida. Nos tenemos que acostumbrar a exigir que nos paguen bien nuestro trabajo y a valorar el trabajo de los demás pagándoles lo debido.
¿Quieres ser más sostenible? Pues una prenda a la vez, no de golpe. Que las prohibiciones son lo peor. Que me lo digan a mi hace dos años:
-Ya no podemos acostarnos más.
-Ok.
-¿Una vez más?
-Ok.
Me declaro culpable de mil y una recaídas.
¿Cómo dejar la costumbre de pagar por porquerías? Empieza invirtiendo en alguna pieza que no sea una cifra altísima o en algo que no te puedas quitar de la cabeza y que te encante. Para ir entrenando al cuerpo y al cerebro de que esa es tu nueva realidad. Le tienes que decir que ahora va a ser todo más bonito, mucho mejor y a un precio que te gusta pagar. Yo comencé por pendientes de 70€. Algo que mi culo acostumbrado a Zara consideraba caro, pero a nivel emoción me despertaba el corazón.
Todo esto depende del acuerdo que tengas contigo misma. De lo que te cuentes. Es un tema de merecimiento. ¿Qué te mereces? ¿ Te mereces calidad o mucha basura? Porque muchas veces, lo que nos gastamos en basura podríamos invertirlo en piezas que realmente nos emocionan, nos representan y que nos apetecería llevar infinitas veces.
¿Te sientes especial cuando compras algo de baja calidad? I don´t think so. Eres otra más y eso aburre enormemente. Y el aburrimiento conlleva a gastar más. Porque más veces vas a necesitar renovar vuestro armario. No es tanto un tema de cuánto dinero tienes si no de qué quieres. Porque si de verdad quieres algo, encontrarás el modo. La gracia es que aquello que compres no lo quieras tirar, dar o que se te rompa. Que cuando te digan <<Regálamelo>> lo único que te salga de la boca sea un <<Ya quisieras>>.
Yo soy aparentemente cara. Lo sé. Hasta mi abuela no se hace a la idea de que vendo camisas a 200€. Pero yo quiero poder mirar a mi trabajo y sentirme orgullosa de que no le he pisado el cuello a nadie para llevarlo a cabo. ¿Cuál es mi suerte? Que yo no compito por precio. Mi terreno es la emoción. Sé que aquí te vas a sentir especial. Las marcas pequeñas compiten por las emociones que despiertan. Unos pendientes de Andrés Gallardo te hacen sentir única y unos de H&M del montón. Que van todas con los mismos pendientes por el amor de Dios y dicen que se sienten especiales. Eso es como decir que estás enamorada de tu novio que te insulta. Girl, wake up.
Pero no te fustigues como hacia yo si un día compras algo de fast-fashion si lo necesitas mientras están renovando tu armario. Yo todo esto, os lo cuento a vosotras, que se que estáis aquí porque ya entendéis de antes como funciona lo artesanal y os gustaría tener cosas más especiales. Porque a una madre de familia, con un sueldo de 600€ y 4 niños a los que alimentar, jamás la juzgaré por comprar en Primark. Ya que ahora está en lo urgente e importante, que es alimentar y vestir a sus hijos. Pero las que si podemos, por gracia de Dios o por decisión propia, tenemos que hacerlo mejor, para que a las marcas no les quede otra que darnos , de verdad, lo que si nos merecemos. Ya que cuando una decide elevarse, eleva a todas las demás. Y quizás, si nosotras movemos ficha, esa madre de familia pueda dejar esa realidad para darle una mejor a sus niños.
Yo me cambié al menos pero mejor por amor a mí y por amor al mundo. Y dejé de vestirme en la calidad con la que me decían que me debía conformar para vestirme en la calidad que me daba la gana. Deje de ser una oveja, y me volví una loba, que lejos de las connotaciones negativas y machistas que ser una loba implica, habla más de vivir dejándonos llevar más por nuestro instinto que por lo nos indica el maldito rebaño.
Os deseo un buen fin de semana. Yo me voy a dedicar a dormir, porque estoy absolutamente demolida.
Un abrazo grande,
Nu.