Dicen que tu cerebro y tu cuerpo no son capaces de diferenciar si están teniendo una experiencia de verdad o si simplemente estás pensando en ella. Así que una sesión de sexo, vía texto, imaginario, con alguien que te conoce, con el que te llevas bien, en el que confías y que te entiende, puede ser tan buena opción ,o mejor, que la real. Sonrisa de oreja a oreja al día siguiente included.
La culpa es mía por andar mandando fotos de mi culo asomando por debajo de una camisa (Lou) en horario de trabajo. Pero entre la caradura, las risas y el patrón de la misma no lo pude evitar.
El tema es que con la tontería, foto va, foto viene ¿quién duerme? I’m horny. Now I can’t sleep. Y se lo dices. Y te llama. Y sonreís. Habláis un poco y sonreís otro poco más. Nadie dice “me encantaría comerte ahora mismo”. Colgáis. Y después de colgar, te vuelve a escribir y aprovechas para recordarle que si le pitan los oídos, eres tú.
El sentimiento compartido eran las ganas de hacernos polvo. Y cuando te vas a dar cuenta, estáis escribiendo el guión del encuentro perfecto con alguien al que no le tienes que explicar que quieres porque te conoce demasiado bien. “Te quiero en esta posición, te voy a hacer esto, de esta manera, en este lugar. Quiero que me digas cómo te vas sintiendo until you come (Perdón, pero me es más fácil decirlo en inglés). Quiero hacer lo que me pidas.
¡Dios mío! Estoy releyendo y me estoy poniendo mala! Tampoco voy a hacer un copy-paste aquí but we still got it.
Y ya cuando te suelta un “so you can feel me” te matarías solo de pensar que no estáis el uno encima del otro pegados, te gustaría darte cabezazos contra la pared, pero después recuerdas que tu casa tiene gotelé, que mejor hundes la cara en un cojín y sacas un vibrador.
Es aquí cuando empiezas a dar las gracias por la opción de dictarle al móvil, lo que quieres escribir, para que otra mano te quede libre. Das las gracias por tener la batería del móvil llena y la de vibrador también. De repente te invade la gratitud y un calor inexplicable. Debe de ser el cerebro no distinguiendo entre fantasía y realidad.
Claro, es muy importante saber que este tipo de conversaciones no las puedes tener con cualquier diablo que se cruce en tu vida, por muy bonita que tenga la cara. Que aquí todos somos buenas personas hasta que resulta que no lo somos. Si mandas una foto, pensemos lo mismo que cuando nos vestimos ¿lo enseñamos absolutamente todo o dejamos entrever?
Y añado, todo lo que digas no tiene valor si no lo respaldas con tus actos, es decir, si no te gusta el sexo anal, no le digas que estás deseando que te la meta por el culo. Y diréis ¡Nuria qué bestia! Sí bueno, pero tengo razón. Que después llega el momento de la verdad y esa mujer que escribía no existe y vaya decepción. O algo mucho peor.
¿Qué más puedes pedir? ¿Otra videollamada fugaz para verle la sonrisa después de esa conversación tórrida antes de dormir? Para así reírte inocentemente como si no le acabases de decir las barbaridades más bárbaras.
-Borrando el chat para que puedas ser famosa sin pensar en esto.- me dice.
-Es parte de la marca. Nadie se asustaría.-le digo.
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Love,
Nu