Tengo un bolso de Jacquemus que Martiño Rivas me pidió para una foto. Se asomó por detrás de mi madre y me dijo que si se lo dejaba, que le encantaba la marca. Yo mentalmente le dije que a mi me encantaba él desde los 18, que si se casaba conmigo. Eso sí, actué con tanta normalidad como cuando me pregunta el panadero qué bollo quiero, como si el día anterior hubiera cenado con Matthew Mcconaughey y yo estuviera acostumbrada a ese charm de otro planeta. How to lose a guy in ten days… La mejor comedia romántica de la historia.
<<Si, claro, toma>>. Se levantó, se hizo la foto, me lo devolvió y yo me abrí mi perfil en Ebay.
SUBASTO JACQUEMUS TOCADO POR MARTIÑO RIVAS.
La carta de hoy no va de él, pero estaba aquí a punto de ponerme a escribir y ha publicado su portada de MEN’S HEALTH y me ha confundido con su buena salud. Eso y que todas mis amigas me lo han mandado por DM.
En realidad, hoy el tema tira un poco más hacia “Como perder a un chico en 10 días”. Hace muy poco empecé a quedar con uno, cuando me encontré en una situación que me hizo preguntarme:
¿Por qué no le quiero impresionar?
Tengo dos opciones. O he madurado o me he muerto por dentro.
Cualquiera que me conozca (o que me lea) sabe que sufro de haber aprendido a gustarme. Antes no lo hacía, ahora lo hago el doble, para compensar el tiempo perdido. Con lo cual, tengo dos versiones que son: Persona-que-no-se-mira-al-espejo-y-le-da-igual-ir-hecha-un-desastre y persona-que-se-mira-al-espejo-y-se-encanta-al-verse-arreglada.
La que está más a flor de piel en primeras citas es la segunda. Sí. Me gusta verle la cara de tonto cuando aparezco con un look que acabo de clavar. Desde que tengo uso de razón y mi sexualidad despierta, if I like a man, I want to impress him.
Pero el sábado pasado, el plan era cenar en su casa y me di cuenta que me daba igual arreglarme o no. Que hasta me daba pereza maquillarme. Por mucho que el plan fuera Netflix & Chill, de normal, me habría tomado mi tiempo para un no-make-up make-up look y aparecer allí con la piel brillante después de hacer deporte y beber batidos de remolacha.
Houston, parece que tenemos un problema. Porque nos acabamos de conocer. Y a mi me da lo mismo.
Vamos, si yo no me quiero poner mi Camila para dejarle loco cuando abra la puerta de su casa, lo más probable es que no tenga mi interés. Siempre que pienso en alguien que he querido, el Camila va de la mano. Él, yo, y mi retaguardia en el escaparate. En casa, se suelta de la cintura, queda colgando del cuello, un último lazo y al suelo.
Porque un buen vestido es un I love you o un Fuck you. Para decir sin palabras, Boy this is all for you o You’re an idiot for letting me go. No sabéis la de buenos vestidos que me ha inspirado la rabia y la impotencia.
Pero volvemos al tema, si me tengo que coser un vestido volando para sentirme como un diosa, me lo coso. Si tengo que peinarme en 3 minutos, lo hago.
Entonces esta apatía, me ha hecho plantearme cosas. Como que quizás este chico no me emociona, por muy bueno que sea conmigo y por muy bien que se encargue de mi satisfacción sexual.
Porque yo no quiero que me gane la costumbre por mucho que disfrute también de manta y peli de manera puntual.
Hay gente que dice que no me conformo con nada. Que en las parejas se trabaja. De las parejas que tengo de ejemplo como sanas, ninguna dice, trabajamos en nuestra relación. En todo caso, dicen que se están trabajando a ellos mismos.
¿Pero hay que conformarse para estar con alguien? ¿Ceder?
Yo soy de las que piensa, que si es amor, es sin esfuerzo.
También me dicen que le puedo decir qué quiero y que cambie. Y eso me asusta solo de oírlo. No me quiero convertir en esas mujeres que construyeron su relación por cojones, con una lista de “ esto es lo que tienes que hacer para que te quiera” y que después se pasan la vida reclamándoles que no son lo que ellas querían. Chica, pues si quieres un gato no te compres un perro. Porque la naturaleza siempre gana y acaba floreciendo. Y me parece muy feo cambiar a alguien a cambio de estar presente en su vida.
El amor siempre despierta la alegría, la admiración, el deseo. Y si alguno falta ¿debemos quedarnos? No way.
Se conforman los que no creen que la vida puede mejorar. Porque una cosa es que te encante tu vida como está y que disfrutes de ella y que no quieras cambiar nada, para mi eso no es conformarse, es estar donde quieres estar; y otra es que tu vida esté bien, pero que no te llene, y es ahí, cuando hay que contarse la verdad y actuar en consecuencia. Sea una relación, un trabajo o una amistad.
Porque aunque sea bueno, si sientes que no es para ti, a otra cosa mariposa. Porque te puedes perder en la calidez de los abrazos y en la comodidad de la atención, y que él que es para ti, llegue más tarde.
Pero aun es pronto para decidir, quizás estoy absolutamente agotada antes de la regla y tengo la cabeza girando en espirales. De momento mañana hemos quedado. Si veo que la conexión se fue, siempre me quedará pensar en llevarle empanada de mi tía Arantxa a un actor con buen gusto para los bolsos, para que se enamore de una gallega riquiña.
Real footage of me showing up with the empanada:
En otra carta, si queréis os cuento que mi última putivuelta oficial antes de pandemia. Fue para buscar a Miguel Ángel Silvestre. Al final, nos chocamos, sin querer. Se chocaron exactamente su culo con mi muslo, me giré y pensé: Lord Jesus y a continuación: ¿esto cuenta como sexo? ¿Se lo puedo contar a mis amigas así?
Quiero decir que lo de Martiño lo escribo desde el humor, que es amigo de una amiga y por aquí desahogo el no poder haberle pedido una foto por no romper la normalidad de unas cervezas. Una foto conmigo claro, no con el bolso.
¡Que tengáis muy buen finde!
Y si tenéis consejos para mí, bienvenidos son.
Love,
Nu.