¿Por qué es una p*** competición? Me decía una amiga el otro día.
Entre mujeres, esa guerra silenciosa, agotadora. Energéticamente drenante.
El otro día estaba muy feliz. Iba a ir a escuchar música cubana en vivo con un amigo. Hacía siglos que no veía a gente tocar en directo. Éste iba a traer a otro amigo y éste, a otra chica. Planazo. Conocer a más gente, escuchar buena música y risas.
Llegó la hora de vestirme. Teniendo en cuenta que me paso la gran parte de los días llena de hilos, en ropa interior, sudadera y sin peinar mientras trabajo, me apetecía arreglarme. Y el plan mejoraba por momentos si podía imaginarme que ya era verano, que estaba realmente en Cuba y no en Club Malasaña. Entonces ¿qué mejor oportunidad de ponerme el top de la colección anterior, inspirada en esa música? El top de tirantitos de espalda descubierta acompañado de un pantalón de cintura alta del mismo tejido y el pelo suelto después de tenerlo en una trenza para que se moviera bonito mientras bailaba desde mi mesa.
Me ve mi hermana y me dice:
-Te va a odiar.
-¿Quién?
-La chica.
Me miro en el espejo
-Pero si llevo Converse.
-… (My sister rolling eyes)
Para mi las converse hacen lo mismo que el agua a un vaso de whisky. Lo suavizan un poco. Pero no podemos negar que el whisky, sigue siendo whisky.
Dudé un microsegundo sobre sí cambiarme a algo que no fuera tan llamativo/diferente, ponerme algo más “normal”, pero es que solo de pensar en el aburrimiento que eso me traería, el no vestirme libremente, decidí que no iba a cambiarme por absolutamente nadie. Además, estábamos adelantando acontecimientos, quizás esta chica tenía mi misma energía y mi hermana y yo simplemente perdíamos el tiempo con suposiciones. Casi cometí el error de asumir que esa chica, a la que no conocía, iba a ser desagradable conmigo o poner una barrera entre las dos sólo por vestirme de Cléa ( y ya sabemos que Cléa se viste como le da la gana no como los demás esperan)
PLOT TWIST.
De camino al local, descubrí que la amiga la tenía que llevar yo, para su amigo. Confusiones con el idioma y una mesa para tres, por favor.
Imaginad que me llego a cambiar de ropa para encajar con alguien que ni siquiera existía. Me habría perdido disfrutar de ese conjunto mientras bailaba la música que más me gusta. No obstante, esa mujer que imaginamos al principio, la encontré en algunas miradas en ese club. No voy a decir que me molestan pero me aburren, si pudiera no recibirlas sería magnífico. Sin embargo, también hubo miradas amables y risueñas. Esas lo ganan todo. Esas chicas que te dicen ¡Qué guapa vas! ¡Me encanta la ropa! o con las que simplemente intercambias sonrisas con la mirada de mesa a mesa como si de tu amiga se tratase mientras os apreciáis la una a la otra.
La vida va a estar siempre llenita de gente a la que le encanté como eres y gente que no pueda mirar como brillas, gente que te rechace por ser como ellas se niegan ser a sí mismas. Gente para la que seas una inspiración y gente para la que seas un ofensa, que quiera hacerte sentir fuera de lugar para que te conviertas en todas las demás y así no tener que cambiar ellas. Suerte que solo necesitas de una cosa. De tu deseo ferviente de pasártelo bien y de ser fiel a ti misma. ¿Cuántas chicas no se han llevado el diseño que ellas querían de verdad de Cléa por lo que pudieran decir las novias de los amigos de sus novios, sus madres o por evitar los comentarios de personas con la que ni siquiera se tomarían un café? Su disfrute puesto a la espera por complacer a personas que no las tienen en su pensamiento cuando se despiertan ni cuando se acuestan. A mi me parece una perdida de tiempo y alegría. Me gustaría que la gente eligiera la felicidad sobre todas las cosas, que solo vivimos una vez. La vida no va de encajar haciendo lo que se espera de nosotras. La vida no va de ser una chica correcta para que nadie se ofenda. No va de ponerse el vestido adecuado para no llamar la atención. Va de hacer lo que te haga feliz, le pese a quien le pese y a pesar de a quien le pese. Y la que quiera ser feliz y verse bien, que lo elija, que hay para todas. No depende de ti ni de tu magia, si no de ellas. Entonces ¿ de verdad dejarías de ponerte lo que te da la gana para que no te miren mal o para que no hablen de ti? Demasiado fácil. Además que si quieren hablar, lo harán igualmente. Mejor que te pille con la ropa que te gusta.
Me imagino un mundo en el que somos capaces de decirnos piropos entre desconocidas << ¡Joder qué guapa! ¡ Qué vestido tan bonito! ¿ De dónde es?>> en vez de dejar la mirada muerta y girar la cara a otro lado. Esa manera de pensar, la de elevar, la de dar la bienvenida a lo bonito, a las personas, la de piropear como hábito, es lo que llena nuestra vida de salud y bienestar. Creo que es un buen momento para empezar a practicar esto. Que nos hace falta y ya va siendo hora de un cambio a mejor.
Aprende a piropearte y a piropear, a quererte, a admirarte y a admirar. Se generosa con tu buena energía y sorpréndete con lo que ésta trae consigo.
A repartir amor este finde.
Estaré encantada de leer vuestras opiniones a esta fugaz reflexión.
Con mucho amor,
Nuria
Me ha flipado este post. Son cosas que he pensado tanto y estoy contigo a muerte! Aunque reconozco que las mironas malotas me drenan la
Energía y la vida misma jajajja intento que no me afecte la gente así e intento rodearme de mujeres que son como nosotras en ese sentido…pero reconozco que me cuesta encontrarlas!