No termines siendo una víctima el resto de tu vida.
La inacción del victimismo me pone de los nervios. Been there, done that. Ya fui víctima. Nada bueno sale de ahí ¿Nunca os ha pasado que queréis ayudar a alguien y tras alguna que otra, cincuenta mil conversaciones, os dais cuenta de que está enamorado de su historia negativa? También he sido esa persona.
Yo ya no tengo más conversaciones a ninguna parte, sin rumbo. Ya aprendí. El que quiere ayuda, la pide. Y si la pide, la tendrá. Pero ya no entretengo a la victimización a la que se somete la gente, no reacciono obsequiándole con todo mi amor instantáneamente, la mayoría de las veces lo único que buscan es ser el centro de atención, que les hagas caso más que solucionar eso de lo que te van a intoxicar. Todo se contagia, así que mejor que te contagies de la alegría de la gente que de su negatividad.
Hay que escuchar a la gente, por supuesto, vivimos en comunidad, empatizar con el otro, que no vivimos solos en este mundo, pero también saber cuando decir “Basta” a la victimización como actividad de tiempo libre. Que el grupo no funciona si no limpiamos nuestra parte. No conviertas en un hábito el lloriqueo por lloriquear.
Quiero señalar que hablar de lo que tenemos atascado no es victimismo. No eres víctima porque algo no este funcionando, no eres víctima por llorar, no eres víctima por tener días tristes, no eres víctima por quejarte de lo que te tienes que quejar. Eres víctima cuando te crees que eso “malo” que te pasa será para siempre y te rindes a la “realidad”. Cuando perpetúas con tus actos y palabras todo este atasco. Y conviertes a ese discurso en los cimientos de tu vida. En tu esencia.
¿Quieres un abrazo? Pídelo y no des vueltas. Vamos a abrazarnos desde un lugar mejor que ese en el que conectas con lo peor que esté ocurriendo en tu vida.
¿Quieres ayuda con tu proyecto? Pídelo y no des vueltas. No te quedes atascada en pensar que todo el mundo tiene ayuda menos tú. Bla bla bla. En voz alta: Necesito ayuda.
¿Quieres más tiempo con tus amigas? Pídelo y no des vueltas. Organiza planes apetecibles sin ponerles una pistola en la cabeza para hacerlos contigo. Que no porque a ti te apetezca, les tiene que apetecer a ellas. Así que no vale el “Es que no te das cuenta de lo que a mi me gusta como amiga”
Bitch please, how old are you?
¿Quieres ligar más? Pídelo y no des vueltas. Sal por divertirte, nunca a ligar ( da mala suerte), sal sin buscar nada y ya verás como te cae uno nada más pongas el pie dentro del sitio en el que estés.
Pero por favor, no fundéis (ni seáis parte) del Club de las Victimistas. Por salud mental, más que nada. Por el bien de este planeta y de la gente en ella. Dejemos ya de activar situaciones horribles a través de nuestra conversación.
Imagínate que estás pasando una mala época. Y todo el mundo te hace caso porque estás muy triste. Te acomodas en esa posición, porque es deliciosa, la atención es atractiva: Te cuidan, sientes que te quieren. Lloras y alguien viene al rescate. De repente, han pasado 5 años y sigues igual, quejándote de lo de siempre, viviendo lo de siempre y el único método que tienes de recibir “amor” es la queja, la derrota y el llorar. Agotador ¿no crees? ¿Quieres eso por el resto de tu vida?
No te conformes con la pena que despiertes en los demás. ¡Quiérete bonito coño! con todo lo que eres, con todo lo que crees que te sobra, con lo que supuestamente te falta, con lo que piensan y no piensan de ti.
El primer paso para sentirse bien, entera, atractiva, divertida es abandonar a la víctima en el cajón de los recuerdos.
Ya fue. No eres esa. Te despistaste.
Repite conmigo:
Ole
Mi
Coño
Son las tres palabras más sanadoras y espirituales que conozco.
Love,
Nu