No sé si somos tontas o si nos lo hacemos.
Lo peor, creo que nos lo hacemos, porque es más fácil. Nos tapamos los oídos y cantamos La la la. Esta semana me tienen contenta. Ayer, algunas “influencers” (con qué ligereza usamos esa palabra) se unieron a cierta marca de agua por el día del cáncer de mama. Por cada participación en su post (previo follow a ellas mismas y a la marca) aportarían 1 minuto de atención psicológica a pacientes y familias. Casi lleva más tiempo cumplirles los requisitos, que lo que dan a cambio. Con dos cojones, limitan los comentarios en la publicación. 2900 comentarios en el post. Lo que son 2900 minutos. Esos minutos suman 48 horas. 34.088 nuevos casos de cáncer de mama se diagnosticaron en 2.020. Haced cuentas.
Quiero señalar que no es el papel de ninguna marca (sí de las instituciones) encontrar la cura y aliviar a las familias de pacientes, o a los pacientes en sí, pero si vas a hacerte pasar por el Dalai Lama, ayuda de verdad, no nos metas una puta campaña de marketing disfrazada de bondad, mientras nos llamas gilipollas. Para empezar, podéis dejar de contar la terapia que donaréis en minutos y hablar en horas. En minutos parece una barbaridad, en horas es simplemente una miseria. Tan poco les importa a estas influs que ni hacen el cálculo ellas mismas para darse cuenta de lo vergonzoso de la situación. Si vendes agua, vende agua. Si solo sabes ser mona, ciñete a eso, habla de lo que sabes. Y deja paso a los que se dedican a concienciar todo el año, a esos que sí saben de lo que hablan y sin necesidad de que les paguen. Los fines sociales, siempre desinteresados por favor. Pero aquí nos tienen entretenidas con el sorteo de un bolso rosa que acabará en la basura. Suficiente #pinkwashing .
El único vídeo que importa es el de Teta&Teta. Aquí lo dejo linkeado y ese si que se merece toda la difusión del mundo. Porque para empezar, la voz la tienen las que lo han vivido y se les escucha de verdad. Y te lo cuentan sin romantizarlo.
Podéis donar dinero a través de su web. Yo ya lo acabo de hacer mientras escribo esto a las 23:17.
No las conozco, sólo las sigo y me encanta su labor. Put your money where your mouth is.
Siempre he pensado que los cambios llegan cuando se mueven los de “abajo”, no cuando nos quedamos mirando a ver si el gobierno hace algo.
No sé si somos tontas o si nos lo hacemos.
Ahora le toca a Shein.
Como si no fuera suficiente el Fast-Fashion para destrozarnos el cerebro y el entorno, de repente nace el Ultra-Fast-Fashion. Que es como si tu ex-novio “El Desgraciado” hubiera hecho un curso para ser peor aún. Y todos los influencers, previo pago, otra vez a alabarlo, la gente a tragárselo. Esta semana salió un artículo que hablaba de la miseria que les pagaban por prenda a sus trabajadores en turnos de trabajo de 18 horas ¿Nos duele si no les conocemos? “Ay qué pena. Pero es que el mundo es así. Una mierda ¿qué le hago?”
No le compres.
No
le
compres.
Tus actos tienen poder. Un saludo desde aquí para los diseñadores con marcas pequeñas como la mía que trabajan para Shein. Eso sí que es tener arte al escupir para arriba. Si de verdad crees en el #slowfashion deja que te cueste algo.
Ya lo he dicho más veces. Si estás en una situación social en la que tienes poco o casi nada de dinero, no has tenido la posibilidad de educarte, trabajas de lo que salga y tienes bocas que alimentar, mi foco no lo voy a poner en tu ropa si no en enseñarte como hacer dinero y como ir poco a poco mejorando tu situación. Sin embargo, tú ganas bien, o medio bien y se supone que eres una persona educada, culta y me voy a aventurar: feminista, amante de la naturaleza y defensora de la mujer, pero les compras a ellos y por inercia. No sé mi reina, aquí huele a quemado y estoy segura de que lo puedes solucionar.
Os lo voy a explicar para que no os traten de tontas, ya que mi enfado viene de que creo que no nos consideran inteligentes ni nos respetan: El fast-fashion no busca hacer el bien, ni ser sostenible ni le importa tu paz mental. Buscan hacer dinero haciendo lo justo para que sus clientes no les cancelen. Y dirán cualquier cosa que le guste a tus oídos para que compres. No quieren tu salud, quieren tu dinero.
Te toca a ti decidir que quieres tu salud mental y física. Y si tu amor por las personas es suficiente para preocuparse por trabajadores a millones de kilómetros.
Pinkwashing , greenwashing: decir lo que quieren oir para seguir haciendo dinero con la salud y el futuro de los demás. Medios para manipular al que vive dormido. Usan tu vagancia para educarte y la ignorancia en la que eliges vivir, para hacer que compres hacia tu propia destrucción. Ya sea comprando botellas rosas de plástico de un solo uso o camisetas de polyester mal cosidas.
No sé si somos tontas o si nos lo hacemos.
La primera mitad quiere que asumas tu papel como persona empática que es capaz de entender la necesidad real de una persona con cáncer. Escuchándolo de su boca no a través de una marca: sin cursiladas, sin corazoncitos, sin pintarlo todo de rosa, sin deprimirte.
La segunda que asumas tu papel como persona con autocontrol, que no compra por comprar, que no cae en modas ni absurdas tendencias. Que busca calidad, no algo barato para un solo día. Y que lo hace porque sabe que no está bien el modo en el que esas empresas confeccionan sus prendas y no quiere colaborar en su existencia más.
No seáis de las que se conforman con pensar: Visto de Shein pero bebo Solán de Cabras. Vida equilibrada. Problema solucionado.
¿Somos tontas o nos lo hacemos?
Un abrazo enorme,
Nu.