Tras muchas relaciones fallidas, cortadas por el mismo patrón: Pasión, buen sexo y buena música, que terminan con él escogiendo irse con alguien más, puedes caer en pensar que estás rota y que se ha ido porque no eres suficiente, porque no merece la pena amarte. La tristeza puede hacerte creer que hay algo en ti que no funciona y que te cierres a todas las posibilidades que la vida tiene para ofrecerte que no son él (gracias a Dios, en muchos casos)
Tu valor no se ve comprometido por lo mucho o poco que esa persona te ame. Ni se mide por lo mejor o peor que te trate. Somos más que suficientes y nos merecemos que nos amen bien, que nos amen bonito. Y cuando la vida nos quita a alguien de en medio, en vez de pensar que es porque no fuimos lo suficientemente buenas y perfectas, debemos pensar que es para nuestro mayor bien, para el mayor bien para todos.
Me acuerdo que al poco de romper la relación con una persona que fue muy especial para mí, decidí ir a terapia justo con ese pensamiento:
-Hay algo en mi roto, es por eso que atraigo estas situaciones.
-Voy a descubrir que me pasa con los hombres.
-Voy a matar a mi problema.
-Quiero sanar para que llegue la persona adecuada.
Así que te pones a hacer una lista de las cosas que crees que tienes que arreglar en ti e intentas encontrar la respuesta a todas esas preguntas en las que crees que están la solución a tu problema. ¿No fui divertida? ¿No le resulto atractiva? ¿Le asusta una relación no tóxica? Además, en esa búsqueda interminable de respuestas pones a toda tu vida y a tu felicidad en espera porque primero tienes que repararte, porque estás rota (según tú), antes de darte permiso a estar bien, sin más. Porque crees que eres una decepción y no paras de sentir pena por ti misma. Aprovecho para decirte que aun con el mundo convertido en un campo de batalla te mereces sentir alegría, paz y amor sin razón aparente.
Pero nuestro primer pensamiento subconsciente que experimentamos casi todas es: Tienes que arreglar lo que va mal para ser perfecta (como si eso fuera posible) y así merecerte cosas buenas, y que te pasen cosas buenas. El clásico premio-castigo con el que comerciaban nuestros padres. Ese negocio en el que en función de lo bien o lo mal que lo hicieramos a sus ojos, teníamos o no su amor. Y así estamos de adultas, pensando que el amor es un premio, un efecto cuando, en realidad, es la causa de todas las cosas. El amor es de donde nace todo, así que basta ya de pensar que estás rota y date permiso a sentir amor aunque todo esté patas arriba. Aunque alguien te pueda querer aun cuando tú no sabes cómo, también es bonito darte la oportunidad de hacerlo por ti misma ¿no?
Pensar que estas rota es como entrenar para el fracaso. Porque mientras estés obsesionada con que algo no funciona en ti, y estés empeñada en sanarte, nada sanará. Porque tu atención está en el problema, no en la solución. Estás 24/7 en lo que no tienes. No te identifiques más con esas situaciones. Solo parecen ser reales porque tienen toda, todita, tu atención.
No estás rota. Simplemente piensas que lo estás. Así que elige un pensamiento mejor. Y poco a poco puedes reentrenar la mente para enfocarte en aquello que te hace sonreír. Mata a esas ideas negativas de hambre, llevate tu atención a aquellas cosas que te hacen sentir bien, a aquellas cosas que te llenan de energía, y nunca para atraer a alguien, simplemente porque te mereces la alegría de vivir. Te mereces experimentar buenas emociones en tu piel.
Tu tarea no es encontrar la respuesta a ¿Por qué me pasa lo que me pasa? tu tarea es sentirte bien y dejar que esa emoción te sane sin la necesidad de que tú te encargues de solucionarlo. Sentirte bien a pesar de todas aquellas cosas que hayas etiquetado como “Cosas que me hacen no apta para el amor”. Y lamento decirte que si te sientes mal, si te sientes rota es porque has decidido depositar tu atención en todo aquello que te disgusta en lugar de aquellas cosas que te hacen sentir satisfacción. Estás atendiendo a todo lo que va mal en vez de pensar en todo lo que va a ir bien y en todo lo que ya está funcionando. Esos sentimientos indeseados se irían en cuanto tu decidieras llevarte tu atención a pensamientos más ligeros como “Cada día estoy mejor” o “La persona adecuada llegará a mi sin tener que hacer nada” . Pero somos cabezotas, y queremos que todo esté bien antes de darnos permiso a encontrarnos magníficamente. Queremos quitar todo lo que creemos que tenemos roto antes de encontrar el amor. Como si solo la perfección nos permitiera llegar a él. Mientras que el querer ser perfectas solo nos recuerda que no somos todavía aptas, merecedoras de aquello que deseamos. Nuestra obsesión por la perfección nos recuerda una vez más que no somos sufcientemente buenas. Vivimos en el engaño de que con esfuerzo conseguimos lo que queremos, quizás si nos esforzamos mucho seguro que el premio es grandísimo ¿verdad? seguro que el siguiente será el hombre adecuado ¿no? Si yo me quito toda mi mierda, la siguiente pareja que atraiga será sana ¿No? Puede que si o puede que no. Pero es que no debes mejorar con el objetivo de encontrar a alguien. Eso vuelve a ensuciar todo. Mejoras tu estado de ánimo para sentirte bien. PUNTO Y FINAL. Lo demás es un extra. La historia nunca será la adecuada si lo que buscas es que te amen para así tu amarte. Si buscas que te amen para sentir que no estás rota. Yo te prometo que si haces un hábito de sentir bien porque sí, de sentirte amada porque le sienta bien a tu mente y cuerpo, todo lo demás llegará. Pero nunca busques sentirte bien simplemente para que llegue aquel alguien que crees que te hará sentir de maravilla.
En todo ese huracán de emociones, recuerdos y vivencias cuéntate que el amor sigue siendo una opción para ti. Que aunque estés confundida, perdida y seas imperfecta, te mereces en este mismo momento solo lo mejor del mundo. Lo único que nos separa de lo que queremos es asumir que somos completamente merecedoras de nuestros deseos.
Tus experiencias pasadas no tienen porque marcar tu futuro, solo te ayudan a moldear lo que si quieres de verdad en este momento.
A veces pensamos que como lo hemos pasado muy mal por amor éste deja de ser una opción para nosotras porque se nos da mal. Y eso no es verdad, lo único que te separa del amor es la percepción que tengas de él, que crees que no está o que alguien te lo da, porque creemos en el amor condicional, cuando el amor no tiene requisitos y nace de ti. Puedes decirte “Me amo” frente al espejo y darte permiso a sentir amor.
Ahora te toca el trabajo sucio de entrenarte en estos nuevos pensamientos. Pero te repito: No estás rota, eres suficiente y te mereces todo lo mejor.
A mí me gusta decirme “Aunque mi estado emocional no sea el que deseo, me merezco atraer todo lo bueno que deseo” Así me quito de encima la presión de ser perfecta y siento alivio de no tener que luchar contra la situación que esté viviendo.
Espero que esta carta os ayude mucho. Me la escribí hace muchos años cuando sí pensaba que lo estaba.
Love,
Nu