No eres menos feliz por tener momentos tristes.
Empieza la gente a hacer públicas sus recapitulaciones anuales en las que les ha ido de maravilla en todas las áreas de su vida. ¿Cómo van a sentirse bien si no se lo cuentan a extraños por redes? Your husband is gay Susan. Shut up. Y la verdad que cuando más feliz soy menos fotos hago y menos comparto aquello que he estado haciendo. Así que lejos de venir a añadir la guinda a la ansiedad que podemos vivir de manera puntual pensando en nuestra existencia (y más en esta época del año), he venido a darte permiso a sentirte bien, te encuentres en el punto en el que te encuentres de tu vida y a recordarte que nada bueno salió de exigirse por encima de tus posibilidades en tu momento presente, me da igual que estemos en la locura de diciembre. Que si este año parece que nada avanzó, estoy segura de que sí y que simplemente no es palpable todavía, que mucho crecimiento se da bajo tierra antes de que lo podamos ver. Lo de darte permiso más que con la intención de creerme un ser de luz lo hago a modo de wake up call. Deja de darte hostias. Si no te lo das tú, te lo recuerdo yo. No eres menos feliz por no haber alcanzado todavía cositas en tu lista de deseos, ni por haber tenido un fin de año tonto ni porque alguna de ellas se haya caído a última hora Qué bien que todavía hay espacio a crecer ¿no? Emociónate cause it’s coming. ¿Difícil? You bet. Pero llegará.
No sé porque tenemos esa idea edulcorada de lo que es la felicidad. Será por los anuncios de la lotería que son siempre para vomitar. Si tienes días más flojos o en los que simplemente te nace, y necesitas, llorar, ¿Por qué frenarlo? ¿Porque es Navidad? ¿porque puede que te toque la lotería y tu vida cambie so you gotta keep ya faith up? No te voy a decir por donde me paso las celebraciones navideñas ¿Eres menos feliz si lloras? No ¿Eres una desagradecida si lo haces? No. Peor sería no llorar y acabar siendo parte de ese grupo de gente que va con auriculares por la calle bailando algo que solo ellos escuchan.
Hay que llorar cuando se necesite pero sin cogerle cariño al llanto, al acurrucarte entre cojines y al mirar a la pared. Como siempre, hay una diferencia abismal entre darse permiso para llorar cuando sea necesario y abandonarse a vivir en una oscuridad sin fin. No sé si me explico. Nunca me veréis apoyar el autosabotaje. Pero por llorar no es que perdiste la fé ni la felicidad, es que quieres llorar. Listo.
Y lo siento por no hacer como las “influencers” y grabarme mientras lloro, para compartir mi lado más “humano”pero yo también lo hago. Lo que pasa es que si lloro, lloro. No quiero compartirlo contigo. Quiero estar sola y llorar. Pero es que tampoco me grabo en momentos de felicidad máxima, porque simplemente pego saltos, hago el baile más ridículo que me nazca para acabar haciendo twerking apoyada sobre la mesa del taller. ¿Quién necesita ver eso? Nadie.
Pero a veces nos exigimos estar felices todo el rato y me parece exagerado, irreal y me atrevería a decir que hasta infantil.
¿Pretendes estar en peak happiness cada día y no sentir nada más? ¿No entristecerte con nada aunque sea unos instantes? ¿No conmoverte? ¿No dejar que nada ni nadie que te importe te afecte? ¿Felicidad sin parar? ¿Con esa exigencia y delirio del 24/7 sonriendo como si fueras una psicópata sin empatía?
Qué miedo me daría una realidad así, sin contraste que te haga reconocer y sentir momentos felices. Hoy es domingo, ¿qué mejor día para hablar de esto? Que como no te pille muy tranquila, ocupada o muy acompañada te puede pegar una hostia en tu ánimo monumental, pensando que todos son felices menos tú.
Llorar es liberador no lo uses como herramienta para hundirte, úsalo para dejar ir, para limpiar, para renovar energías y nunca para juzgarte por no ser a tough little bitch. You still are aunque llores.
¿Cuál es el propósito de sufrir más por tener bajones? El resultado de sufrir es más sufrimiento, porque el dolor solo trae más dolor si te sigues enfocando en él. Esto no es lo mismo que llorar si lo necesitas. Porque una cosa es la lloradita necesaria, recolocarte y seguir, y otra cosa es decidir y consentir que vas a llorar tres meses seguidos sin poner ningún poquito de resistencia porque pobrecita de ti. Pobrecita nadie.
Nadie es de piedra, no tienes porque intentar solo estar feliz y ser “fuerte” porque la gente espere y vea eso en ti. Y llorar no compromete tu felicidad tampoco, únicamente te permite liberar tensión, confusión y frustración. Hasta podemos llorar de bonito. No podemos etiquetar el llorar como bueno o malo en función de la emoción que esconda. A veces llorar es la mejor decisión que puedes tomar, más que racionalizar por qué pasó lo que pasó y analizar cómo podría haber sido distinto.
La versión de ti que ofreces a los demás no tiene que ser impecable, despreocupada, feliz y sin lágrimas. Tú no eres una ofrenda para nadie ni un robot. Y no ensombrezcas tu felicidad por lloraditas necesarias en momentos necesarios. Deja que manden y pesen más los momentos felices aunque llores puntualmente. Puestas a obsesionarnos y darle vueltas a algo, hagámoslo de los momentos que etiquetamos como buenos ¿no? Que esos pensamientos obsesivos compulsivos trabajen en tu propio beneficio for a change. Digo.
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