Las cosas que hacemos por amor, pero que en realidad hacemos en nombre del miedo.
Esta semana he estado pensando sobre todas las cosas que hacemos en nombre del amor pero que en realidad hacemos por miedo. Y más específicamente, por el miedo a perder a nuestras parejas.
Por miedo a estar solas, por miedo a cambiar de vida, por miedo al qué pasará con nosotras si sacamos a ese capullo de nuestra vida. (Porque no vamos a negar que si te quita paz y alegría, es un capullo al que deberías despachar)
Veo situaciones de mujeres muy cercanas a mí que se conforman con una vida cualquiera por el simple hecho de estar con alguien, por tener lo que supuestamente deberían tener en este momento, o por cumplir con lo que se espera de ellas aunque no sea el momento adecuado ni el siguiente paso natural en sus vidas.
Ellas como adultas lo consienten, acceden a ello y toman parte en su propio desasosiego. Por inercia, por ignorancia o por miedo.
Viven en una ilusión de amor. Viven con su pareja que les engaña o con su pareja que las ignora, y se conforman con las pocas palabras amables que ellos les dicen cuando ven que están a punto de perderlas o con los escasos momentos íntimos entre los dos. Y no es responsabilidad de ellos el ponerlas en el sitio que se merecen, si no que son ellas que deben hacerlo. Por lo que para mí, pensando en la plena capacidad que considero que tenemos para crear nuestra vida, se quedan por elección y la pena es que lo hacen porque no saben elegir de un modo mejor. Como yo decidía, hace años, quedarme tras cada insulto, mal gesto e infidelidad de un novio que tuve. Y no era él el que debía parar eso, era yo la que debía decir ¡Basta! Afortunadamente tuve un momento de inspiración, cambie de camino y no volví atrás.
Yo me quedaba porque no era capaz de ver que había una vida mejor. Porque había decidido inconscientemente que no me merecía nada más que eso. Y él estaba ahí, para recordarme el odio y desprecio que yo sentía por mi misma. Somos nosotras las que debemos amarnos bien y sólo aceptar a quien sepa hacerlo así. Sin regateos.
¿Por qué creo que es poderoso decir que elegimos quedarnos aun cuando no hay nada bueno? Porque si en un momento elegimos eso, podemos volver a elegir, mejor e infinitamente mejor una vez más, para asi no estar a la merced de los actos de nadie. Pero ¿por qué seguimos eligiendo el conformarnos? ¿Por qué un poquito de lo que nos gusta es suficiente y no pensamos en comernos todo el pastel? ¿Por qué compensamos con un buen día, cien vacíos de magia, amor y gestos amables? ¿Es ese nuestro precio?
Creo que cada persona de este planeta es de un valor incalculable pero es solamente tarea de esa persona el reconocerlo y vivir acorde con él.
Entonces ¿ por qué perder tu tiempo con alguien que no es un reflejo de la vida que de verdad deseas? Porque él no va a cambiar ni tu deseo de una vida mejor tampoco, podrás enterrarlo pero nunca eliminarlo. Entonces ¿ Por qué hacerte eso?
Nos conformamos con algo que parece pero que no es. Y creo que podemos ser más valientes que eso. Creo que somos lo suficientemente capaces para llamar las cosas por su nombre, contarnos la verdad y tomar las acciones necesarias. Siempre contaremos con ayuda de nuestras amigas y familia, pero somos nosotras las que tenemos que hacer el trabajo sucio.
Nadie más que tú conoce tu vida y tus deseos. Los demás solo podrán ver lo que estás en sintonía con ellos en la medida que te brillen los ojos. Porque la felicidad no se puede fingir, porque podrás engañar a los que no estén atentos pero no a los que deseen tu bien de corazón y de manera desinteresada.
Basta ya de <<Sigo con él porque ya teníamos una vida juntos montada>> <<Me caso con él porque ya llevamos muchos años y tenemos ( la p***) hipoteca>>.<<No me separo porque tenemos un hijo>> eso lo único que trae consigo es una casa que no es un hogar, una cama vacía y un segundo bebé que no tiene la culpa de que no funcionase la primera vez.
¡Cúanto confundimos la felicidad con lo que aparentemente lo es y cuanto confundimos querer y necesitar con amar! El amar no duele, ni quita el sueño, ni hace llorar. El amor hace reír, hace levantarse por la mañana con energía y sólo trae cosas bonitas a nuestra existencia.
<<Porque le quiero, hago menos de lo que me gusta>>
<<Porque le quiero, me acostumbro a que no sea cariñoso>>
<<Porque le quiero me conformo con quedarme en casa y no hacer nada emocionante>>
No hay nada que ceder por amor, porque el amor, lo incluye todo. Entonces deja de regalarte a cambio de los pocos gestos de amor de una persona.
Ésta es la mentira más grande que jamás nos han contado, que necesitamos de alguien para ser felices. Haga éste una peor función que una planta de plástico en una esquina. La pena es que nos la tragamos. Así que la pregunta que planteo es ¿quieres seguir mintiéndote o empezar a vivir tu verdad?
Manda a tomar viento fresco, o a otro lugar menos elegante, a quien o a lo que te sobre y no te quedes por costumbre.
Sobretodo porque esa sensación de vacío y soledad que trae consigo el no vivir tu vida plenamente, no la puedes camuflar comprando vestidos ni bolsos ni pendientes. No arreglarán la falta de amor entre los dos. Pero cómo lucen cuando vas a hacer planes con ese chico que si sabe como tratarte, como mirarte, como besarte y como tocarte. Os lo podéis imaginar ¿no? Ahí las prendas son un complemento a tu energía. Contarte la verdad es el mejor truco de belleza que jamás podrás aplicar.
Disculpadme que hable a mujeres, esto le pasa también a los hombres. Sin embargo, para mi es más cercano contarlas así, ya que las viví en mi propia piel y en las pieles de mis amigas. Sólo tendréis que cambiar los pronombres a vuestro gusto, porque la energía de la carta es la misma y mi intención honesta.
No seas esa persona que se conforma. Pide lo que quieres y vete a por ello. Y nunca, nunca, nunca, responsabilices a nadie de tu felicidad.
Eso es sólo tu tarea.
Empieza a hacer las cosas en el nombre del amor.
<<Hago esto porque me divierte, porque me da alegría. Porque hace que los ojos me brillen. Hago esto porque me quiero mucho>>
Con amor, que miedo ya hay de sobra.
Nuria