¿La gente que usa el termino “persona tóxica” en vez de “hijo de puta” es también un poquito tóxica?
Hear me out. Obviamente no es así. Pero a la vez muchas personas, rápidas en disparar ese término, no se miran al espejo y se resguardan en él como un inhibidor de responsabilidades. ¿Quién sigue permitiendo a ese tipo volver una y otra y otra vez?
Y se llenan de razón llamando así a cualquiera que no actúa de la manera que les hace sentir de maravilla, aunque esa persona lo único que pueda estar haciendo mal es existir. Ya sea una amiga, una novia o la persona de turno que han decidido escoger como centro de sus incomodidades. Todos, yo incluida, hemos podido decir puntualmente “es una situación tóxica para mí” o asentido con la cabeza cuando alguien ha llamado así a un ex. Pero creo que ahora es la moda, se usa demasiado a la ligera y para lavarnos las manos. No me gusta como me haces sentir= eres un tóxico. Tan frescos se quedan. Después de tanto escuchar “éste es tóxico, aquella es tóxica” he llegado a la conclusión de que aquí nadie se quiere hacer cargo de sus actos y que es mejor que la culpa de tu malestar la tenga otro que apechugar con tu parte. Llamamos a alguien tóxico y nos echamos a dormir.
Quien te jode a mala idea y te trata como si no valieses nada no se merece una etiqueta tan liviana como esa. Merece ser llamado “hijo de la gran puta” con todas las letras. Al menos, para que parezca que de verdad te está quemando la situación y ya no sabes cómo hacer para que desaparezca de tu vida. Tampoco se lo tienes que ir a llamar, con que lo sepas tú, suficiente.
Llamar a alguien tóxico es solo para reconocerle a tus amigos que la situación no es buena para ti pero sin decirles que te vas a quedar en ella un poquito más de momento, porque te da vidilla. Hacerles saber que sabes que es algo malo para ti sin contarles que vas a dejar la puerta trasera abierta, porque tú esa polla te la vas a volver a comer alguna vez más.
BASED ON A TRUE STORY.
Buscamos un último polvo, una última cerveza o un último intento de salvarlo todo si aún andamos usando tóxico en vez de hdlgp. Si llamas a alguien hijo de puta no hay vuelta atrás. De hacerlo, sería tu absoluta responsabilidad cualquier malestar en tu vida y te sentirías tonta a ojos de tus amigos. Eso es difícil de tolerar, no quieres ser un disappointment, así que lo más probable es que de usar ese adjetivo no caigas en lo que no es ya para ti. Pero si usas tóxico, eso crea una cortina de humo que te posiciona como víctima, entonces puedes achacar a ese polvo a estar floja, a un despiste, que no fue porque tú también querías.
Te gustó y no pasa nada. La pregunta es ¿te compensó?
Creo fervientemente que cuando alguien dice “x es un hijo de puta” y se le llena la boca, se le endurece el semblante y no duda, esa persona esté probablemente en lo cierto. Esa persona se queda aliviada y le importa absolutamente nada que alguien sea reconocido o no como tal ya que ellas saben lo que hay y que el tiempo solo cuenta la verdad. Señalar a alguien cómo tóxico se me queda corto, vacío y de libro de autoayuda barato, de gente que bebe el café en tazas que ponen “Eres mi amiga vitamina”. Esas tazas sólo deberían poder tenerlas gente bondadosa de verdad, de lo contrario son publicidad engañosa.
Llamar tóxico a alguien es ser demasiado majo. Cuando algo duele de verdad, usar esa palabra es poco preciso. Comunica poco. “Mi ex es un tóxico” no es lo mismo que decir “Menudo hijo de puta”. No podemos ser educadas y consideradas eternamente, hay veces que el desarrollo personal hay que dejarlo a un lado y soltar un “Ojalá te mueras” a tiempo (estoy exagerando para que me entendáis). Ten rabia, tiene que ofenderte que se rían en tu cara ¿habrá que llorar? sí, pero la rabia demuestra amor propio y la pena que te pueden pisar.
Un pequeño inciso: estoy a favor de goodbye sex, que luego te quedas con la espina clavada de no haberlo hecho una vez más y es peor. Pero siempre puedes decir que te acostaste con un hijo de puta, que folla de maravilla, una última vez.
Pero lo que vengo a decir, una palabrota a tiempo te sana el alma. No es lo mismo definir a alguien como tóxica que decir que es más mala que el veneno. Decir que alguien es más mala que el veneno no deja espacio al psicoanálisis, a la lamentación, cierra la conversación autocompasiva y podéis continuar con vuestro aperitivo con amigas sin problema. Si caemos en hablar de pareja tóxica, jefa tóxica… nos posicionamos como víctimas de alguien y jamás llegaremos a comprender porque nos tratan así de mal y se nos acaba el disfrute. No neniña no. Suficiente.
Así que os invito a llamar las cosas por su nombre de vez en cuando y no ser tan recatadas. Que de eso peco yo, hasta que llega el día que me canso del descaro, entonces me cago hasta en tus tatarabuelos y no me vuelves a ver más. My bad.
Que tengáis muy buena semana.
Love,
Nu.