Ésta no la veíais venir, pero ni de lejos.
Hablar de esto, o pensar fugazmente en ello me torturó durante años ¿pero qué cojones hacía yo ahí? ¡Qué vergüenza! Y ahora fíjate, no encontré mejor tema para volver a escribir y disculparme por mi ausencia que contar aquello que quería esconder a toda costa para no perder el cool.
Tienes 19 años, eres inocente, medio gilipollas por ignorancia y te ofrecen una semana de hotel, actividades y restaurantes todo pagado bajo la premisa de que eres guapa. ¿Qué va a hacer una niña insegura que quiere que la quieran? Ir. Las de la tele son felices ¿no? Las llaman guapas, son delgadas, modelos, la gente lo sabe. Requisitos para sentir felicidad ¿no? Maravilloso. Vamos a ver si mi vida mejora que siempre me enseñaron a vivir de puertas para fuera. Una gallega en Miss Murcia. Why not?
¿Dónde hay que sonreír? Voy.
No hace falta que añada que eran los últimos coletazos de Miss España. Gracias a Dios. Mi amigo Juan es de los pocos cabrones que lo recuerda.
-¿Sabes que Nuria fue Miss Cartagena? A cada oportunidad que se le presenta.
-A ver, joder que tengo casi 35.
-Cuanto antes lo asumas, mejor.
Pero claro, no sería mi amigo si no me recordase aquello que detesto de mi pasado. Bueno detestaba, ahora me hace hasta gracia. La última vez que me lo recordaron fue hace unas semanas cenando. Otro de estas personas de mi confianza.
Las Misses. Vaya fauna. Y de esa fauna de la que formaba parte, saqué una de mis mejores amigas a día de hoy. Ella ahora es psiquiatra, nada más y nada menos. Para que veáis que hay salvación. Nos gustaba la moda y pensábamos que íbamos a vivirla.
Didn’t happen. Obviously.
Estaba la que amaba hablar bien de sus competidoras cuando había una camara delante. “Yo estoy aquí para vivir esta experiencia con mis compañeras que son maravillosas”
Yo detrás de la cámara:
Y la que lloraba si se le caía una pestaña postiza. La maja, pero que ha ido allí a ganar, que se olvida de serlo cuando esta modo certamen. La maja que pasa de todo porque tristemente cree que no tiene una oportunidad. Y las que fuimos a comer y quizás menear el culo es sitios mejores. Y la que ganó, que era un bombón indiscutible.
Yo tenía el pelo corto como Rihanna.
Esa tampoco la visteis venir. Ni las peluqueras que querían hacer tirabuzones de princesa. Bailes horteras en looks más horteras todavía. Desfiles en bikini. Trajes de noche. Y nada más. En el público: mi familia, mi primer novio que ya no lo era y el nuevo en funciones (o algo así). Mi madre grabó a todo el mundo y el CD anda por alguna caja de recuerdos. No lo tiré de milagro.
No gané nada más que el comienzo del romance con un TCA y una insana obsesión con la delgadez. Competir por ser la más guapa y la más delgada. ¿Hay algo más vacío? Competir por algo sobre lo que no tienes control, tú no decides con que cara naces ni el culo que tienes ni que le va a parecer a los demás. Es una competición que nunca vas a ganar, una lucha sin fin y sin propósito. No hay amor al otro lado de ganarla, también te lo digo.
Por eso todo este tema de protocolos de bodas, que es lo más cercano que la gran mayoría de las mujeres van a estar de un certamen de belleza, me toca las pelotas. Porque me pone enferma esa competición por brillar más que las demás porque sea tu día. “Ya es tu día Mari Carmen. Por eso estamos aquí” Lo siento, pero no es por educación lo de no ir de blanco o tonos claros. Es para que no te activen tu inseguridad. Es de ser una cuñada con un nivel básico de conversación. Es para vivir en la fantasía de que por un día eres la más bella. Y eso es tristísimo. Os juro que la belleza es un sentimiento. Lo veo aquí cosiendo para mujeres. Y no me entra en la cabeza con la de cosas realmente importantes de las que preocuparse, nos preocupemos de estupideces así. A ver Loli, espabila. Que la belleza sale del estómago. Ya. Las demás no deben ser o verse más feas para que tú te sientas bien contigo misma.
End of the story. End the protocolo.
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Love,
Nu