Una vez pensé que era tan feliz como posesiones tenía, fueran éstas personas, objetos o experiencias. Después descubrí que sólo podía ser tan feliz como lo fuera mi capacidad de agradecer.
La gratitud es el mejor hábito que puedes incorporar en tu vida. Te mantiene enfocada en apreciar lo que te rodea, disfrutando el presente y te desintoxica de la adicción de necesitar lo siguiente para seguir siendo feliz. Mientras estás dando las gracias, no estás enfocada en problemas. Hasta aquello que podría parecer uno, deja de serlo. Te permites así saborear el aquí y ahora, ya no sufres tu desafortunado pasado ni temes un futuro terrible. La gratitud te ayuda a apreciar tus experiencias y te mantiene enchufada a la corriente de bienestar, esa corriente que atraerá más cosas por las que dar gracias sin que tú tengas que hacer nada. Digamos que es el estado perfecto en el que estás abierta a recibir experiencias y personas bellas en tu vida.
Vivir desde la gratitud te indica que te sientes digna de recibir aquello que quieres, la gratitud es el estado perfecto para recibir.
Si no sientes gratitud es porque estás enfocando tu mente en lo que no quieres, en lo que te falta, en lo que no te gusta. En ese caso, pones tu felicidad lejos de ti, tras la consecución de algún objetivo, sea este objetivo un ascenso, una pareja o un aumento de saldo en tu cuenta bancaria .
Crees que rechazando lo que no deseas lo eliminarás antes, nada más lejos de la verdad. Con ese tipo de conversación lo único que haces es poner todo a la espera. Si no agradeces es que luchas contra tu realidad. Inconscientemente sigues generando más de lo mismo ya que estás demasiado entretenida fijándote en lo que no tienes, en lo que “no” va bien. Y tu vida no la vas a crear diciendo ‘no’ a lo que no te gusta sino dando las gracias por aquello que te rodea. No esperes para dar las gracias. Es gratis, es liberador, es sano. Hazlo para conectar cada vez más con tu bienestar, con lo que sí deseas, contigo, para así estar receptiva de cosas que ni sabías que querías en tu vida.
Puedes empezar dando gracias en pequeñito, dando gracias por cosas generales como el aire que respiras, tu cepillo de dientes, un vaso de agua… Dar las gracias por tu intención de estar mejor día a día, dar las gracias por haber decidido estar presente para ti . Puedes dar las gracias por haber despertado y por estar cada vez más cerca de ti, de tu felicidad y de tu deseo. Haz tu propia lista de cosas por las que das las gracias. Cada mañana, después de meditar (asumiendo que meditáis), puedes dar las gracias mentalmente por cualquier cosa que se te ocurra, hasta dar gracias por adelantado por el día que vas a vivir. Este es mi ejercicio favorito, dar las gracias por adelantado , por las cosas que sé que van a venir pero que mis ojos no pueden ver todavía. Doy las gracias con la certeza de que todo siempre funciona para mi mayor beneficio. Conectar con ese sentimiento es inigualable. Este ejercicio es verdaderamente poderoso pero lo tendrás que aplicar para entenderme, dejar tu ego a un lado, lo que ya sabes y probarlo.
¿Por qué tienes que dar las gracias? POR TI. Agradecer para volver a la claridad y a la paz, agradecer para no estar anclada y sonreír por todo lo bonito que hay y habrá en tu vida.
Agradecer es mucho más poderoso que meditar ya que te mantiene enfocada en un pensamiento que te hace sentir bien, abundante, ya que aprecias hasta la cosa más “insignificante”. Sientes como que no te falta nada, te sientes completa. Y cuando te sientes completa no tienes necesidad de perseguir a nada ni a nadie. Vives en paz. Yo estoy agradecida de no haber acabado con aquello que decía querer y que la vida me haya dado lo que necesitaba. Entonces ¿cómo no vamos a agradecer? Es que dar las gracias se queda corto, hay que celebrar.
Celebrar todo lo que nos ocurre ya que siempre trae un aprendizaje.
Da las gracias.
No dejes nada por agradecer. Todas las experiencias son dignas de tu gratitud. Y recuerda que esto lo haces por ti. Para tu paz. Para volver a poner el foco en lo importante.
Dar las gracias mejora nuestro estado de ánimo. Nos ayuda a avanzar de un estado emocional bajo a uno un poco más elevado. Y si estamos en un estado que nos gusta, nos catapulta a otro infinitamente mejor. Si estás muy triste puedes dar las gracias por simplemente haber observado que te gustaría estar más alegre. Ya está, justo ahí ya tienes un mejor pensamiento. Puedes darte las gracias por avanzar un poco más cada día. Puedes darte las gracias por dedicarte un tiempo para aplicar lo que lees.
Dar las gracias es hacer las paces con la vida, cultivando así un presente y futuros que amamos. Hasta tiene el poder de cambiar el pasado, ya que cambia la manera en la que percibimos las cosas.
¡Da las gracias! Es lo más sencillo que puedes hacer y lo más poderoso.
Gracias por compartir y por leer.
Qué tengáis buen finde.
Love,
Nu.