«Nuria, la voy a guardar para una ocasión especial»
«Ay, estoy deseando tener un evento para ponérmela»
«A ver si me invitan a una boda para poder comprarme un Cléa»
«Es que no tengo nada especial para poder comprármela»
¿Y tú no eres especial?
¿Dónde pasas más tiempo?
¿En tu día a día o en bodas?
En tu día a día.
¿Entonces por qué dejar para dos días al año la diversión que quieres vivir todos los demás? Quizás diez para quien tenga la mala suerte de que le inviten a diez bodas de compromiso y protocolo.
Ni que yo hiciera vestidos para los Oscars. Yo hago vestidos para las Converse que admiten tacones en una boda. No al revés.
Qué manía con posponer lo bueno para más tarde. O reducir la vida de una prenda a 120 horas. ¡Qué aburrimiento señor!
Tampoco es que la boda de tu prima vaya a ser el evento del año, entonces podrías considerar lo de invertir más en ti y en tu día a día. Con todo el respeto del mundo hacia tu prima que no la conozco pero seguro es encantadora.
La vida es monótona si nos pasamos el tiempo esperando a la siguiente posibilidad de disfrutar que se nos presente. Si no tienes ocasiones para arreglarte, las creas. Éstas tardarán tanto en llegar como tiempo te lleve el pasar de sentirte poquita cosa a sentir que te mereces todo bonito. Tanto como tardes en decirle a la vida <<Quiero más. Estoy lista>>. El tiempo de espera para las cosas buenas se reduce a nada con una mente enfocada en decir
Girl, all is good.
Todo te llega fácil. Te lo mereces.
I love you and I got you.
No es tanto una espera temporal, si no lo que te lleve pasar de me quiero poco a me quiero mucho. Puede ser un minuto o un siglo.
¿No te mereces disfrutar el resto de días que no sean un evento?
Yes, you do.
Pero es que nadie nos enseñó en el colegio a disfrutar, a disfrutarnos y a disfrutar de los demás. A saborear la vida. Como la focaccia que me acabo de comer con tomate y cebolla. Estaba impresionante.
Para el día a día, para nosotras, nos da lo mismo. Lo primero que pillemos nos vale. Pero para una boda, donde nos van a ver los demás, lo mejor. 12 horas complaciendo a extraños. A mi es que me parece una locura reducir a Cléa para una ocasión especial. ¿Qué hay más especial que tú? Y quien dice Cléa, dice cualquier otra marca que lo haga con cariño y que te llene. Pero yo barro para casa, obviamente.
Y podréis pensar: «No, no es eso, no es que no me quiera divertir o que no sepa disfrutar, es que mi sueldo es el que es» ¿ y por qué no buscas otro trabajo que te paguen mejor y que te permita hacer lo que quieres? Excusas muchas, soluciones infinitas.
¿Con quién pasas más tiempo?
Contigo.
Así que hazte la vida fácil. Rodéate de lo mejor. El ejercicio podría empezar por comprarte flores. Cómprate flores. Si te asusta el precio del ramo que te gusta, mejor ejercicio aún. Si te parece demasiado caro, compra ese. Y cuando lo pagues, te dices: Esto es lo que me merezco y esta es mi nueva realidad. A tomar viento la culpa y las pequeñeces. Nada como entrenar a la mente en lo que sí te mereces. Se trata de un pequeño acto para mostrarte amor y tu nueva realidad. Hay que romperle al cuerpo los esquemas, sacarle de la costumbre y llevarlo a la incertidumbre, a lo nuevo, a lo que se siente bien.
Dejar para más tarde lo que nos apetece. Estar demasiado ocupadas para no cuidarnos es un error.
Háblate positivamente. Arréglate porque sí. Elige la mejor música de fondo. Rodéate de gente sana y buena. Invierte en comida de calidad y cocina los platos más bonitos. Enciende velas y quema inciensos. Ten tu casa increíblemente bonita y limpia. Invierte en las mejores prendas. El bienestar tiene el límite que tú le pongas. No le pongas pegas o trabas a lo que va bien porque no te mereces menos
neniña
. Nuestro entorno es importante, porque nos recuerda quienes somos. No es lo mismo llegar a casa y ver el ramo de flores que te gustan recibiéndote, que un mueble vacío con una vela que ya no enciende. No es lo mismo llevar una camiseta de poliéster que una camisa de algodón de las buenas. No hay comparación, solo conformismo. Solo la pequeña mentira en tu cabeza de que no puedes ni te mereces recibir más.
¿Tú con que te conformas?
Se trata de no conformarse e ir siempre a más y mejor. Y no hablo de tener millones de cosas, me refiero a rodearte de lo que te gusta y de calidad que quieras sin negártelo ¿Cuántas veces has comprado ropa para tu propio bienestar y sin una p*** excusa de por medio? ¿Cómo una muestra de amor? De amor de verdad, amor de abuela. Del de no me duele la cartera porque quiero lo mejor para ti.
Y te das cuenta de como posponemos el disfrute, de como lo aislamos a unos días en concreto. Y de como nos ha ganado el conformismo. El resto de días se convierten en un silencioso no me merezco ir guapa, en un no me apetece o en un mejor en otro momento. Y así se nos va la vida, posponiendo la diversión y las pequeñas alegrías.
Cuando te quieras dar cuenta, estás muerta y no hay nada que puedas hacer al respecto. Entonces reconocerás que tendrías que haber disfrutado más, haber hecho las cosas con valentía o en su defecto, con miedo, pero haberlas hecho. Y que la boda de tu prima fue nada en comparación con el resto de tus días. Que quizás tendrías que habértelo pasado mejor, y gastado más sabiamente. Haber visto que te merecías cosas buenas porque sí y no haber caído en el juego del tener por tener, olvidándote de lo que querías sentir.
Como dice mi amiga Ángela sobre Cléa <<Hombre la primera vez que compras (coge aire) no estás acostumbrada a gastar así, pero después ves lo que es, lo que quieres de verdad y lo que te merece la pena y vuelves>> .
Así que, ya sabéis, empezad por un buen ramo.
All my love,
Nu.