Aquí gana mi amiga Olga <<Nuria, tu novio es un cabrón>> Nada de <<No te quiere bien>> como dice mi abuela. Olga encadena una frase con otra para que no te quepa duda de que cada segundo con ese hombre es un error y que eres idiota por no valorarte <<Si no estuviera yo con Santi, estaría soltera, visto lo visto>>
Ella nunca tira la toalla cuando se trata de que yo vea la verdad. Y tampoco es que sea una opinión no deseada. Me las da cuando he sacado el tema, le viene de perlas para darme collejas. Ya no me las tiene que dar como antes, pero en su día las repartía sin pena ni piedad. Y yo se lo agradezco. A mí siempre me costó ver y aceptar mi valor, quererme, así que os podéis imaginar qué clase de hombres atraía. You guessed right, todos como mi padre y a éste, no lo voy a describir en una carta.
Por nuestra parte, esa parte que necesita oír la verdad y actuar en consecuencia, tenemos que estar listas para aceptarla, porque escucharla, la puede escuchar cualquiera, otra cosa es lo que vayamos a hacer con ella. No todo el mundo está dispuesto a esto. Y lamento decirte que si no la quieres ver, solo puedes posponerla, evitarla temporalmente, hasta que te reviente en la cara.
Yo siempre quise ver solo lo bueno de esos hombres con los que salía, quedarme con sus días buenos, como cuando de pequeña, en casa, veíamos llegar ramos de flores para compensar ilimitadas faltas de respeto de todo tipo.
Todos jugamos ambos papeles a lo largo de nuestra vida: la sabia y la sorda, la sorda y la sabia. Pero debemos aprender a escuchar cuando estamos en un círculo vicioso autodestructivo y nuestra arma de preferencia es un hombre que está no disponible, ese hombre que no es un lugar seguro, ese hombre que no te hace ningún bien, y mucho menos feliz.
Pero éste no es el tema de la carta, el tema es las amigas que siempre te dicen la verdad, que no te ríen las gracias, ni se unen a tu victimización, a tu momento presente de mierda para pintarte una imagen mejor, un futuro mejor y para hacerte ver tu mejor versión, sea cual sea ésta. A esas amigas que no ven una bolita que llora y ven a una mujer enorme que no quiere ver lo enorme que es. A esas amigas hay que agradecerles su papel, no con regalos, ni con palabras, con actos, porque es doloroso ver a una amiga cuesta abajo, sin frenos y sentir la impotencia de que no se lo vas a poder evitar porque esta atrapada en su “realidad”. Por muchas veces que se lo hayas dicho.
Y la sabia también es sabia cuando elige retirarse de la batalla, cuando elige dejar que la sorda siga siendo sorda, porque ya no sabe qué palabras usar ni cómo decirlo para que su amiga vea la verdad, y no hablo de veces sueltas, hablo de años de vivir la misma realidad y ya tener que desconectarte por tu paz.
Poco más tengo para reflexionar hoy. Una carta de domingo, que últimamente, entre semana sólo me dedico a coser. Así me pongo al día e intento llegar al miércoles, con la siguiente.
Love,
Nu