Bridezilla, para las que no lo sepan, viene de bride - novia + Gozilla. Fue mi amiga Floria, la que me descubrió este término.
What’s wrong people? Que alguien quiera casarse contigo, y que tú lo quieras celebrar no te da el poder a meterte el los armarios ( ni las carteras) de nadie. Tus invitadas no son tus Barbies. Me da igual el protocolo.
Porque de protocolo saben mucho los del palacio de Buckingham pero de puertas para dentro se les olvida cuando se trata de preguntar cuanto de negro será un bebé. Muchos cubiertos, pocos modales. La gente educada de verdad es la que le habla con el mismo respeto a un presidente de una empresa que a un hombre que vive en la calle. Así que no me hables de etiquetas y háblame más de porqué quieres que comparta el día de tu boda contigo. Porque si te va a preocupar como voy vestida quizás no debería estar invitada en primer lugar, y créeme, no me voy a ofender que no me invites y agradeceré tu honestidad. Las bodas son algo extremamente personal para mi y no deberían convertirse en un corral de gallinas.
Que sea tu boda no te da poder sobre mi atuendo, porque digamos que debes centrarte en cosas más importantes como en el brillo de tus ojos que en el color y corte de mi vestido
¿Alguna vez habéis visto a una novia radiante? Las que brillan es porque están en lo importante, en amar y compartir. Y las que no, viven queriendo ser el centro de atención. Cómo si no serlo fuera una opción. Hello. It’s your wedding. Es imposible que no seas el centro. Estamos aquí por ti y por el pobre muchacho al que probablemente le elijas el color de calzoncillos de ahora en adelante.
Y yo estoy harta de pequeñeces. Porque no se trata de ser la tía más buena del edificio, se trata de sentirse la tía más buena del edificio y no negar que las demás también pueden, quieren y, dejadme añadir, deben, sentirse las más buenas del edificio. Imagínatelo. Como Rihanna, y las mujeres de su equipo. Todas igualmente poderosas, todas diferentes. Imagínate una novia con una energía amable que espera a todos los invitados con los brazos abiertos y deseando ver a todos. Sexy. That’s sexy.
Lo de estar buena no es una tarta con un número de trozos limitados.
Pero Nuria ¿ por qué hablas de esto? No es inseguridad. Es protocolo.
Eye roll, suspiro, y un sí como una casa a que es inseguridad.
Cada una tiene su tarta, pero siempre queremos comernos la que tiene la de al lado. Y si no nos la podemos comer, intentamos que la otra tampoco se la coma. Lo que viene siendo un <<si yo no me siento segura de mi misma, ni me veo guapa, por favor no te veas guapa tú>>. Y tachan de mala educación en la otra su baja autoestima.
He tenido mujeres así en mi vida, jefas que me decían que no podía vestirme como me vestía, que era “provocador”. Todo lo provocadora que podía ser una niña de 21 años que no sabía lo que era un orgasmo. O la novia de un amigo diciéndome como debía ir vestida en mi propia casa. Ahí ya sabía lo que era un orgasmo. Todas cortas de miras, con la lengua muy larga, queriendo controlar el mundo externo en lugar de sus pensamientos de escasez, que apoyan la idea de que si una se ve guapa, otra no puede. Como Miss España, que solo puede ser una. Mujeres abanderando el feminismo en las comidas con amigos sexualizando los cuerpos de las demás cuando nadie las escucha, bueno y cuando las escuchan también, que la incoherencia no tiene limites y la ignorancia es valiente.
Así que el día de tu boda, no debería ser un paso atrás para volver a peleas de niñas de patio del colegio, ni una oportunidad para caer en horteradas como lanzar el ramo al ritmo de Single Ladies, si no un espacio para que todos brillen, se relajen, y disfruten de tu amor y felicidad. Un espacio para pasarlo bien, para acentuar lo que nos gusta a todos: Comer, beber, bailar y f…….
La pregunta es ¿vamos a seguir entrando al juego del protocolo o vamos a prestar atención a lo importante? Ni se te ocurra dejar de brillar para no avivar las inseguridades de alguien. Es su tarea amarse y no tiene nada que ver con lo bien que tú te sientas ni con lo bien que te lo pases con la ropa.
Después de este momento de quedarme a gusto, por favor, seguid yendo a las bodas de la gente maja, que estoy aquí tirando piedras en mi propio tejado pero pretendo seguir vistiendo a las invitadas que molan, que yo me meto con las novias cupcake, pero vivo de las invitadas descaradas, aunque más que descaradas, cool, de las que tienen clarísimo que su brillo no afecta la felicidad de los demás.
Así que, elegid en que realidad queréis existir. En la de la envidia o en el de la admiración. Vaya título acaba de caer aquí para otra newsletter.
Nos vemos-leemos en la próxima.
¡Que tengáis muy buen finde! Y que nadie, nadie, os quite el disfrutaros.
Nu